Periodismo y Pensamiento
Director del Canal Universitario, en cuidados
intensivos tras atentado sicarial
Tomado de Reporteros Asociados del Mundo/ Bogotá. El comunicador social
Diego Gómez fue herido por pistoleros en la noche del martes 20 de noviembre en
el barrio El Ingenio, sur de Cali, informó el diario El País.
Diego Gómez, director del Canal Universitario, fue herido de gravedad en
hechos que son materia de investigación, registrados en la noche de este martes
en el sur de Cali.
Según las primeras informaciones, el comunicador social de la
Universidad del Valle fue trasladado gravemente herido a la Clínica Valle del
Lili, donde se encuentra en estado crítico.
El ataque sicarial se registró hacia las 8:50 p.m. en la calle 14 con
carrera 84, barrio El Ingenio, cuando el periodista se movilizaba en su
vehículo particular.
"Iba en un Chevrolet Optra, llegó al semáforo y lo abordó un hombre
en una motocicleta, el cual le disparó", dijo el coronel Nelson Rincón,
comandante operativo de la Policía de Cali. El informe preliminar de los
investigadores indica que Gómez recibió cinco impactos de bala.
Allegados a Gómez señalaron que el comunicador salió de cirugía en la
noche del martes y en las próximas 48 horas permanecerá en cuidados intensivos.
Los amigos de Gómez hicieron un llamado para que quienes quieran donar sangre
al comunicador, de cualquier tipo sanguíneo, lo hagan en la Clínica Valle del
Lili este miércoles.
Por el momento, las autoridades investigan los móviles del intento de
homicidio, pues al comunicador no le hurtaron ningún elemento según las
primeras pesquisas. "Estamos, con Policía Judicial, investigando si tenía
alguna amenaza en contra de su vida", dijo el oficial.
Un compañero de Gómez afirmó que en los últimos días él había contado sobre
unas llamadas intimidatorias a su celular, pero que no les dio mayor
importancia ni manifestó por qué se habrían originado. Sin embargo, aún no hay
claridad de alguna relación entre estas llamadas y el atentado contra la vida
del comunicador.
Habla Daniel Coronell
Tomado
de El Tiempo/ Bogotá. El periodista
hace una reflexión sobre su éxito como director ejecutivo de noticias en
Univisión.
En
julio pasado, por primera vez en la historia, la cadena hispana Univisión
superó en audiencia a las estadounidenses en su propio país, según las sagradas
estadísticas de la firma Nielsen. Y lo hizo en un idioma diferente al inglés.
Fue
un hito que la cadena celebró con un anuncio de página completa en revistas y
periódicos norteamericanos, que decía “Número Uno is the New #1”. La
explicación estaba en una labor de equipo que impregnó toda su programación
(deportes, telenovelas, informativos, etc.), en particular, sus segmentos
noticiosos, en cabeza de un colombiano: Daniel Coronell.
“Esto
ha constituido un fenómeno especial en Estados Unidos”, dice Coronell, de
visita en Bogotá, para dar la lección inaugural de la Maestría en Periodismo de
la Universidad del Rosario y Publicaciones Semana. “Univisión fue primero
durante un periodo completo de ‘barridos de audiencia’ (sweeps), por encima de
los grandes de la televisión estadounidense: ABC, CBS, NBC y Fox. Y eso generó
que la ABC se aliara con nosotros en una nueva cadena, que se llama Fusión,
emite en inglés, y en un comienzo estaba dirigida a los jóvenes hispanos que no
hablan español, pero se amplió a todos los jóvenes, inclusive los
estadounidenses”.
Esta
semana, Coronell recibió también la invitación del diario El País, de España,
para convertirse en columnista permanente de la edición Américas, a partir de
marzo. “Voy a escribir cada 15 días y creo que me va a tomar un tiempo
importante, pero quiero hacerlo porque creo que cuanto más envíe un mensaje
periodístico a más lugares, va a ser mejor para los ciudadanos”.
Lo
dice con orgullo y con muchas canas más en su cabeza, pese a que su seguridad y
su vida personal son más tranquilas desde que se mudó a Miami, hace tres años.
“Ahora voy a la oficina manejando un carrito eléctrico, que cabría
perfectamente en el baúl de la camioneta en la que me tenía que mover en Bogotá”.
Ya
no tiene que preocuparse por las amenazas que lo empujaron al exilio a mediados
de la década pasada, y en su rutina puede concentrarse en el ejercicio
periodístico: “Mi primer consejo de redacción comienza a las 8 a. m., por
teléfono. Por fortuna es así, porque no me tengo que vestir, siempre que puedo,
lo hago desde la casa y en piyama. Y si no tengo una reunión antes, llego a la
oficina entre 10:30 y 11 a. m. para trabajar hasta muy tarde. A las 3 p. m.,
hay un consejo de redacción, una junta editorial de evaluación, que es muy
importante. Y a las 7 p. m., después de la primera emisión, tenemos una reunión
que llamamos ‘post-mortem’, en la que hacemos el análisis del noticiero que
acaba de salir y programamos la siguiente emisión. Somos muy autocríticos para
aprender de nuestros propios errores. Para fortuna de nuestro aprendizaje, casi
todos los días cometemos errores”.
Tras
el conversatorio que dio en la Universidad del Rosario, con el periodista Juan
Carlos Iragorri, sobre el tema ‘El periodismo como contrapoder’, Coronell habló
con EL TIEMPO.
¿Cómo
evalúa su ejercicio profesional en Estados Unidos?
Es
diferente a lo que hacía en Colombia. Tiene cosas mejores y cosas menos buenas.
Dentro de las primeras, hay un soporte tecnológico mayor, podemos llegar a
muchos sitios y transmitir información confiable en tiempos relativamente
cortos. Como cosas negativas, en Estados Unidos se alarga la cadena de
intermediación entre la fuente y el periodista. Es muy difícil que llegues a
hablar con el funcionario que necesitas entrevistar, en tiempos razonables, con
el propósito de investigar o confirmar algo. Todo se mueve un poco en cámara
lenta y pagando el tributo de oficinas de relaciones públicas o de prensa, que
no puedes omitir como de alguna manera lo haces aquí. Eso hace que el
periodismo tenga un carácter un poco ‘descafeinado’ en algunas cosas. Pero
hemos aprendido a saltarnos eso para hacer investigación.
¿Qué
logros recuerda con orgullo?
Primero,
hemos logrado hacer periodismo de investigación de la más alta calidad, en
televisión. Casos como Fast and Furious (operación del Gobierno estadounidense
sobre la cual Univisión denunció que sus armas terminaban en manos de carteles
mexicanos del narcotráfico y habían participado en masacres en Ciudad Juárez),
que fue una investigación muy concienzuda y de muchos meses. O el perfil del
‘Chapo’ Guzmán (máximo líder del cartel de Sinaloa y uno de los criminales más
buscados del mundo), que publicamos en noviembre pasado, demuestran que el
periodismo investigativo está vigente y que resulta muy interesante para la
gente.
Los
noticieros hispanos acudían mucho al sensacionalismo y ahora ustedes hacen
periodismo investigativo. ¿Está cambiando el gusto de esa comunidad o su perfil
estaba errado?
Es
una audiencia a la que yo apenas empiezo a conocer. Cuando llegué a Estados
Unidos tuve una oportunidad muy feliz porque llegué a vivir dos semanas en el
este de Los Ángeles, a almorzar en las taquerías, a ver televisión con la
gente, a mirar los temas que se conversaban en los paraderos de buses, en las
entradas de metro, y me encontré con una comunidad muy distinta, muy compleja.
Personas que son muy liberales en su vida laboral, que piden más derechos
laborales, mejor reconocimiento. Y son muy conservadoras en otras cosas: muy religiosos,
por ejemplo. Una cosa muy particular, porque eran como ‘sindicalistas de
derecha’.
Univisión
ha hecho cosas muy buenas durante toda su historia. Pero creo que
periodísticamente le faltaba avanzar hacia el reconocimiento de la inteligencia
de su propia audiencia. Muchos de los televidentes de la comunidad hispana son
trabajadores manuales, que laboran en agricultura o van a una fábrica por un
salario pequeño, pero no por esa circunstancia significa que no pueden pensar o
no tienen inquietudes o no quieren informarse de otra manera. Lo que hemos
tratado de hacer es dignificar todo el contenido, en función de entregar una
mejor información a los hispanos para que tomen mejores decisiones.
Y
además, eso coincide con el creciente poder hispano...
Los
votantes hispanos son el 17 por ciento del total en EE. UU., es decir, que en
un Senado de 100 senadores deberían tener 17 representantes. Pero solo tienen
dos. Motivar esa participación política, esa intervención en la vida americana
es un reto para la comunidad y algo en lo que debe ayudar Univisión con mejor
información (...). La participación de Univisión en la elección del último
Presidente fue decisiva. Por su conducto, la comunidad hispana decidió quién
fue el presidente de EE. UU. Y el tema de la reforma migratoria fue rescatado
de los mismos bordes de la actualidad nacional hasta convertirse en el centro
del debate, en un tema que todavía no son capaces de resolver, pero que inclinó
la balanza de la votación.
En
la distancia, ¿cómo ve el periodismo colombiano?
El
periodismo colombiano tiene dimensiones épicas, desde cualquier parte del mundo
que uno lo vea. Gracias a su prestigio, algunos colombianos hemos tenido
oportunidades importantes en el exterior, porque cabalgamos en hombros de
gigantes, de personas que han dado su vida para que Colombia y el mundo
conozcan la verdad. Yo veo con simpatía muchos esfuerzos periodísticos que se
hacen en Colombia, y veo con profunda satisfacción que hay un nuevo auge del
periodismo de investigación, que hasta hace unos años parecía condenado a
muerte, porque es costoso, porque no siempre ofrece resultados, porque toma
mucho tiempo y no siempre se concreta. Y creo que ahora los medios han
entendido lo importante que es investigar.
En
otras cosas, veo mal a los medios, veo cierta propensión al oficialismo, que
desde luego termina perjudicando al ciudadano. Pero creo que los periodistas
son mejores que los medios. Y que eso va a terminar cambiando el espíritu de
los medios.
¿Extraña
algo de Colombia?
Los
amigos. Tengo un par de amigos con los que solía desayunar los domingos, hablar
de la actualidad, comentar las publicaciones y eso no es fácil tenerlo vivo por
teléfono. Extraño también cierta adrenalina, cierta sensación de que todos los
días te levantabas ‘a matar o a morir’. Y allá no, allá vas en cámara lenta…
hay unas ventajas grandes, pero esa adrenalina y esa exigencia fuerte me hacen
falta.
¿Cómo
ve su futuro?
Pienso
que voy a estar un tiempo más en Univisión, quizás un par de años. Tengo
contrato hasta el 2016, es probable que quiera estar allá hasta esa fecha y
después quiero volver a Colombia. Yo siento que tengo un compromiso con este
país y que aquí pertenezco. No quiero morirme en ninguna otra parte que no sea
Colombia y espero volver. He tenido la oportunidad de dirigir una cadena tan
grande, tan importante y en un momento tan provechoso. Pero, en últimas, lo mío
no es pilotear jets, sino estar al frente de mi bicicleta.
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